El mundo moderno ha evolucionado alrededor de la conectividad y los servicios que Internet puede proveer, con herramientas básicas que van desde el simple intercambio de correos electrónicos, pasando por las conversaciones de chats, telefonía IP, videoconferencia, hasta llegar al hecho de pagar las cuentas de servicios básicos y no básicos a través de Internet y acceder a los servicios bancarios y Gobierno Electrónico.
Adicionalmente las redes sociales han permitido a las y los ciudadanos construir espacios virtuales, como una proyección de su espacio físico, con la posibilidad de plasmar sus idealizaciones, las cuales al no tener las barreras que el mundo real implica, en este espacio, las pueden conceptualizar de la manera que quieran hacerlo
De acuerdo a las cifras presentadas por la SUPERTEL en su sitio WEB, el índice de penetración de Internet en el mes de marzo de 2013, en Ecuador, supera ligeramente el 60%, considerando los servicios fijo y móvil. Esto quiere decir que un gran porcentaje de la población de las ciudades con mayor desarrollo y centros urbanos accede a los servicios de Internet.
Esto se traduce a que existe un importante número de ciudadanos y ciudadanas que al acceder a la red de Internet, exponen su información personal en ella, y esta exposición no se circunscribe dentro del límite territorial del país, sino que la información de las y los usuarios, se vuelve vulnerable a ser accedida, revisada estudiada, etc, en cada lugar por donde esta transita hasta llegar a su destino final; para ello solo hace falta una motivación o justificación y las herramientas necesarias para hacerlo.
Incluso el destino final de almacenamiento es un punto crítico en el cual, con el consentimiento de la empresa proveedora de los servicios, terceros pueden acceder a la información personal de sus usuarios y usuarias.
Otro criterio a considerar es que la misma empresa que presta los servicios de Internet, tiene acceso a la información de sus clientes, y que sin el consentimiento de éstos puede usar la información en beneficio propio o de terceros. Así criterios como tendencias de mercados, preferencias de usuarios por determinados productos y otros similares pueden ser usados y/o comercializados por las empresas proveedoras; esto sin exponer la información individual del usuario o usuaria, sino a través del estudio de los comportamientos globales de usuarios delimitados geográficamente.
En este sentido, hay que considerar también el descuido de las y los usuarios que al usar sus cuentas electrónicas, por falta de cuidado o desconocimiento no tienen las precauciones de cerrar apropiadamente sus sesiones, proteger las conexiones usadas o navegar desde equipos o programas no seguros, que pueden permitir que él o la siguiente usuario(a) del computador se “encuentre” con su información personal “disponible” para ser revisada.
Al riesgo de la información a ser accedida por aplicados técnicos informáticos, proveedores de servicios de Internet, empresas implicadas en el transporte de los datos, se suma un actor cuya presencia en el espionaje de los datos personales de las y los usuarios se especulaba pero no se podía comprobar “los aparatos de seguridad de los Estados”
Las últimas denuncias presentadas por un experto informático de una potencia militar y económica del mundo, ponen en alerta la existencia de una maquinaria de espionaje y almacenamiento de datos de usuarios y usuarias sin precedentes.
Técnicamente es posible interceptar, almacenar, analizar y decodificar cualquier información del mundo, pero solo alguien con la capacidad económica y tecnológica puede hacerlo, con presupuestos de miles de millones de dólares, la decisión política y la colaboración voluntaria o no de los proveedores, no hay barreras ni límites que protejan a las y los usuarios de la red de Internet en el mundo.
Con lo cual las y los ciudadanos deben modificar sus hábitos de comportamiento en Internet, usar máquinas seguras, programas seguros, encriptar sus datos y encriptar sus comunicaciones. Esto aunque no evita que su información sea accedida, por lo menos introduce niveles de dificultad de análisis de su información y eso representa más tiempo y dinero para quien quiera hacerlo.
Aunque el índice de penetración de Internet sea alto en el país, no existe una cultura de cuidado y protección de la información personal de las y los usuarios, ahora es tiempo de pensar y actuar distinto en la Red.