El 30 de mayo concluyó la Cumbre del #BuenConocer con participantes de varios países del mundo, entre los que pude encontrar y compartir con ciudadanos estadounidenses, israelíes, venezolanos, colombianos, españoles, italianos y otros que se escapan de la capa de memoria reciente. Adicionalmente al importante resultado tangible de la cumbre, la Declaración de Quito, construida con los aportes de la diversidad individual del colectivo de cada mesa (http://floksociety.org/wp-content/uploads/2014/05/Declaraciones-Buen-Conocer.pdf), debe considerase también el resultado poco medible del ejercicio colaborativo y distribuido de los participantes y la propia realimentación de todos quienes participamos de este evento cuyo efecto enriquece las competencias individuales de cada uno y a la vez construye un escenario de comunes conscientes de la importancia del construir y compartir.
La academia, la sociedad civil y el estado estuvieron presentes para compartir su ámbitos y experiencias y para a través del diálogo constructivo, desarrollar propuestas para proponer políticas públicas que garanticen un #BuenConocer, dentro del paraguas del #BuenVivir
No faltaron voces disonantes alrededor del proceso, y estas deben ser entendidas como aportes, consentidos o no, que buscan contribuir desde su visión con la construcción del #BuenConocer, con el que públicamente han manifestado su acuerdo su
Este resultado de trabajo colaborativo nos deja lecciones y propuestas de la construcción del pro-común, partiendo del intangible del conocimiento abierto en todas sus formas, pasando por la permacultura hasta llegar al urbanismo comunal. Queda en nuestras manos el adoptar todas estas propuestas y tratar de canalizarlas a través de la praxis cotidiana y de un marco legal.